lunes, 7 de noviembre de 2016

PRÁCTICUM

     
     Aprender enseñando hace que trabajemos más duro para entender, recordar y aplicar lo que estamos estudiando. Tanto en mi profesión como docente de Lengua Castellana y Literatura como en mi experiencia en las prácticas del máster de enseñanza de español a extranjeros, sigo manteniendo que estamos inmersos en una profesión que se aprende con la práctica y con el paso de los años. De hecho, me apasiona el mundo de la enseñanza porque, entre otras cosas, todos los días se aprende algo nuevo. Pero, a pesar de que considero que este trabajo se aprende desde dentro, he de reconocer que una fundamentación teórica es fundamental en esta formación. De esto pude darme cuenta durante las prácticas que realicé en el CIAM (Centro Internacional Antonio Machado), con alumnos de procedencia italiana, de edades comprendidas entre 13 y 14 años, cuyo nivel de español correspondía a un A2. Por ello, a través de esta reflexión, pretendo plasmar sobre qué puntos más significativos, tratados en las muestras elaboradas, he recapacitado después de este periodo de aprendizaje y tuve en cuenta a la hora de ejercer mi práctica docente.
     En primer lugar, siguiendo el orden de las muestras del blog, de la entrada más antigua a la más actual, comenzaré por la que lleva por título Corrección, gestión del aula, planificación y profesorado, derivada de la asignatura Metodología de ELE. En esa muestra, me centré en aquellos aspectos relacionados con la metodología, que consideraba que debía mejorar en mi profesión. El primero hacía referencia a corregir lo justo, en el momento adecuado y de la forma apropiada. Antes de la asignatura, como ya comenté en la correspondiente muestra, no me había percatado de la repercusión negativa que implicaba enmendar todos los errores tanto en la producción escrita como oral. Por ello, durante las prácticas, solo me fijaba en los objetivos y criterios de cada una de las actividades, concretados a partir de los establecidos en el Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas (MCER). El segundo aspecto estaba relacionado con cómo me desenvolvía en el aula. Los alumnos estaban colocados en forma de U, disposición que, por la cercanía, contribuyó a que fomentara valores afectivos con los discentes; además, adopté una posición correcta en la pizarra para que todos pudiesen ver lo que escribía; y, por último, consideré la manera en la que comenzaba las clases, con el propósito de captar la atención de los estudiantes. En este sentido, a primera hora era difícil trabajar con los discentes, especialmente, a medida que avanzaba el programa, puesto que por la tarde y por la noche realizaban otras actividades y no descansaban bien. Por esa razón, había que buscar juegos dinámicos y actividades que los mantuvieran en continuo movimiento. Un detalle que me gustaría destacar al respecto y que está vinculado con este tema, es que, a pesar de la distribución fijada, los estudiantes trabajaban en parejas o grupos, por lo que tenían que trasladarse por la clase e, incluso, por otros espacios anexos que empleábamos en el desarrollo de las diferentes sesiones. Esta medida adoptada ayudaba a impulsar la motivación, dedicación e implicación de los estudiantes en los ejercicios planteados, por su dinamicidad. En cuanto a los aspectos esenciales a la hora de planificar una sesión, las tareas estaban planteadas en función de las necesidades de los alumnos, y no desde mi perspectiva, como había hecho, erróneamente, en alguna ocasión. Por último, también cogí como idea en esta asignatura la elaboración de un banco de actividades por si las clases terminaban antes de lo estimado, tal y como sucedió alguno de los días, o bien, para suplir algunas de actividades programadas que no resultaban exitosas.
     En segundo lugar, por lo que se refiere a la muestra Mitos y leyendas sobre el aprendizaje de lenguas de la asignatura Proceso de adquisición de L1 y L2, anoté que, durante las prácticas, iba a prestar atención a los niveles léxico, morfológico y sintáctico, y que escribiría los errores que cometiesen los estudiantes producidos por interferencia de su L1, para valorar si, con el tiempo, había habido una evolución en el aprendizaje de ELE, así como aquellos nuevos que pudieran aparecer derivados del progreso de estudio de la L2, con el fin de analizar los resultados obtenidos y de establecer posibles conclusiones. No obstante, algunos  se debían a la combinación de factores interlingüísticos e intralingüísticos. A continuación, expongo ejemplos de errores comunes entre los alumnos, y su posible explicación:

  • "Soy aquí en Soria desde”: error de carácter interlingüístico en el uso del verbo “ser” en vez del verbo “estar”, dado que en la L1 del estudiante se emplea “essere” para ambos verbos. No obstante, también podría considerarse intralingüístico, si entendemos que el alumno no dispone de un gran dominio de la L2.
·      “Con mis amigos que vivon conmigo”, “muchos chicos y chicas que quieron hablar con gente”: son errores de carácter interlingüístico por transferencia de la L1, ya que en italiano la tercera persona del plural de los verbos de la segunda y tercera conjugación terminan en –ono.
·    “Para mí es la parte mejor de la ciudad”: error de carácter interlingüístico, puesto que el alumno cambia la posición del adjetivo comparativo de superioridad y lo coloca en el mismo orden que en su lengua materna.

Otra de las cuestiones planteadas en esta asignatura, que corroboré durante las prácticas, fue la relevancia de la motivación como factor clave en el aprendizaje de la L2, más o menos presente en los estudiantes, según sus necesidades y objetivos, además de factores afectivos como la aptitud, las estrategias y los estilos de aprendizaje, necesarios para alcanzar el éxito.
Por mi experiencia, puedo confirmar que la motivación contribuye a estimular o a acelerar la marcha del proceso de enseñanza-aprendizaje.
     En tercer lugar, me corresponde tratar aquellos aspectos destacables relacionados con la muestra Componente sociocultural en el aula de ELE, que elaboré a partir de la asignatura Aspectos socioculturales. En esa reflexión me planteaba la complejidad del término cultura y su repercusión en el aula. Aunque los alumnos a los que impartí clase eran italianos y su cultura no difiere en demasía de la nuestra, en mi función como docente permanecí atenta ante la realidad extranjera y a la propia, con el fin de reflexionar sobre los aspectos culturales que pudiesen influir en la conducta de los estudiantes. Contaba con la ventaja de tener nociones básicas de la cultura italiana pero, además, tenía el apoyo de sus profesoras con las que no solo compartimos las clases, sino también muchos momentos fuera del aula durante su estancia en Soria. En mi papel de observadora, estuve pendiente de posibles actitudes, comportamientos y gestos de rechazo, e hice visibles a los alumnos, cuando consideré necesario, aquellos implícitos culturales que para nosotros, los nativos, resultan obvios, con el objetivo de evitar malentendidos o conflictos culturales como, por ejemplo, cuando hacía alguna broma que no entendían por la por la dificultad del idioma, o  bien, porque no comprendían el guiño en concreto. En esos casos, la profesora les explicaba el significado en su lengua materna.



Chiste de Forges sobre los profesores de español

     En cuanto a la muestra que escribí sobre Ideas clave sobre la evaluación, mantengo como ítems importantes los siguientes: la evaluación más importante es la que realiza el propio alumno y la evaluación solo calificadora no motiva. Respecto al primero, abogo por la coevaluación, que impulsa el trabajo cooperativo; pero, no solo deben autoevaluarse los alumnos, sino que yo, como profesora, debo estimar las valoraciones oportunas referidas a mi práctica docente y recapacitar en qué aspectos debo mejorar. Esto quedará plasmado en el informe de reflexión que debo elaborar en los próximos días. En cuanto a la evaluación calificadora, sigo pensando que, equívocamente, a muchos estudiantes es lo único que les preocupa. Esta es la sensación que percibo en mi día a día; en cambio, con los alumnos italianos no advertí esta impresión, tal vez porque las características del programa no tenían nada que ver con la realidad de mi aula habitual. Noté que eran chicos competitivos y que se preocupaban por el aprendizaje; se sentían motivados, sobre todo, en los concursos y en las actividades lúdicas de representación, aunque no todos.

     Por último, a pesar de que la muestra Contexto de inmersión o no inmersión lingüística, de la asignatura Procesos de aprendizaje e Instrucción de Lenguas, ha sido elaborada posteriormente al periodo de prácticas, me gustaría señalar un aspecto relevante. Dentro del grupo de estudiantes, todos ellos en un contexto de inmersión lingüística, no diferenciaría entre los dos perfiles de los que hablaba la docente entrevistada, según se integren en un contexto de inmersión real, o bien, en un contexto de inmersión no real, sino que, desde mi punto de vista, todos permanecieron en este segundo grupo, puesto que solo utilizaban el español en el curso o en las actividades del programa. Eran adolescentes que viajaban fuera de Italia por primera vez, ya se conocían porque estudiaban juntos en la misma escuela, incluso, algunos de ellos iban a la misma clase y tenían una relación de amistad. Su principal objetivo no era aprender español, sino vivir una nueva experiencia y disfrutar de la estancia en un país que no conocían junto con sus amigos. Se encontraban en la misma situación que cuando yo viajé a Malta porque, además, compartían su lengua materna desde el momento en el que salían del aula. Por tanto, una vez más queda constancia de que el aprendizaje de un idioma no solo depende del contexto, sino de otros muchos factores, algunos de los cuales dependen de uno mismo.
     El prácticum me ayudó a entender la importancia de los conocimientos impartidos a lo largo del máster y a saber integrarlos en el aula de ELE. De esta manera, el proceso de aprendizaje resulta más enriquecedor, puesto que se completa la formación teórica con la parte práctica y, así, se contrastan y se avalan las teorías estudiadas.


BIBLIOGRAFÍA

·    Miquel, L. y Sans, N. (2004): El componente cultural. Un ingrediente más en las clases de lengua. Red ELE, marzo, 2004. Recuperado en junio de 2016 en:

http://www.mecd.gob.es/dctm/redele/MaterialRedEle/Revista/2004_00/2004_redELE_0_22Miquel.pdf?documentId=0901e72b80e0c8d9 

·       Novillo, P. (2016): La gestión del aula de ELE, en asignatura Metodología de ELE: destrezas, actividades y técnicasMáster de Profesor de Español como Lengua Extranjera. UNIBA.

·     Novillo, P. (2016): Actividades y destrezas lingüísticas, en asignatura Metodología de ELE: destrezas, actividades y técnicas. Máster de Profesor de Español como Lengua Extranjera. UNIBA.
·      Novillo, P. (2016): La planificación de las clases, en asignatura Metodología de ELE: destrezas, actividades y técnicasMáster de Profesor de Español como Lengua Extranjera. UNIBA.
·  Novillo Navarro, P. (2016). La enseñanza de español como segunda lengua y extranjera en contextos de inmersión y no inmersión lingüística, en asignatura Procesos de aprendizaje e Instrucción de Lenguas. Máster de Profesor de Español como Lengua Extranjera. UNIBA.
·       Rosado, E. (2016): La adquisición de L1 y L2. Revisión. Conceptos fundamentales e implicaciones didácticas, en asignatura Adquisición de Segundas Lenguas. Máster de Profesor de Español como Lengua Extranjera. UNIBA.


 

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