En la asignatura de Procesos de aprendizaje e Instrucción de
Lenguas, realizamos una actividad en grupo que consistía en una reflexión
conjunta sobre la inmersión y no inmersión lingüística, a partir del análisis
comparativo de materiales didácticos y de una propuesta de posibles adiciones o
cambios a partir de las entrevistas a dos profesoras de ELE,
expertas en la docencia en ambos contextos.
Siempre he defendido como mejor opción y
método más completo el aprendizaje de un idioma en un contexto de inmersión
lingüística, imbricado con el aprendizaje de "aula", pero no me había
percatado de otros aspectos tratados en la entrevista
sobre la enseñanza de ELE en un contexto de inmersión lingüística, los cuales tienen mucha repercusión en el proceso de aprendizaje,
tanto que mi opinión ya no es la misma. Ahora mi criterio está impregnado de
otros matices que antes no había valorado. Por ese motivo, he escogido como
muestra esa entrevista que se puede escuchar en el siguiente enlace
En primer lugar, la docente diferencia,
dentro del contexto de inmersión, dos perfiles de alumnos: por un lado, los que
residen de manera temporal o permanente en un lugar donde el español es la
primera lengua y cuyo objetivo principal es aprender nuestro idioma, y, por otro,
los que están de paso y en su estancia vacacional deciden hacer un curso de
español. En principio, el hecho de estar inmersos en un país en el que la
lengua meta se habla como primera requiere poner en práctica un mayor número
estrategias pedagógicas, así como el uso de distintos materiales y
recursos que promueven el aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, en un
contexto de inmersión lingüística en el que los alumnos proceden de orígenes
muy distintos, tienden a emplear el inglés como lengua vehicular para
comunicarse, en detrimento del aprendizaje de la lengua meta, en nuestro caso
el español. Esto es un inconveniente importante para el aprendizaje de esa
segunda lengua, pero también es cierto que, en lo que concierne a los contextos
de no inmersión, los estudiantes suelen compartir la misma lengua madre. El uso
o no de esa lengua vehicular en un contexto de inmersión, así como el de la
lengua madre en un contexto de no inmersión, dependerá del grado de voluntad,
compromiso y esfuerzo por parte de los aprendientes, aunque no es fácil
esquivar ese posible uso que facilita la comunicación. Es una herramienta muy
tentadora que yo he tomado en varias ocasiones como, por ejemplo, cuando estuve
en Malta durante tres semanas. Uno de los objetivos era aprender inglés, pero
solo lo empleaba en el aula. Estaba en un país en el que el inglés y el maltés
eran las lenguas oficiales, pero me comunicaba en español porque la gente con
la que me relacionaba provenía de mi país. Sí que es cierto que no tenía una
motivación alta ni necesidades inmediatas; de hecho, uno de los propósitos era
disfrutar de unas vacaciones, aunque ahora, con el tiempo, me da pena no haber
aprovechado más ese viaje para aprender ese idioma. Por estos motivos, debemos
tener en cuenta que hay algunos factores que impulsan el aprendizaje que dependen
de uno mismo, y no del contexto en el que los discentes se hallan sumergidos. Yo
era una de las alumnas que pertenecía, como refiere la profesora en su
entrevista, a un contexto de inmersión no real, concepto que refiero a
continuación.
Volviendo a los dos tipos de perfiles que
establece la docente dentro de un contexto de inmersión, dado que la motivación
y el objetivo principal de ambos son distintos, también se observan diferencias
en el proceso de aprendizaje. La inmersión de los alumnos del primer grupo es
más significativa, puesto que se centran en el aprendizaje de la lengua,
mientras que, en los segundos, la inmersión es menor o inexistente y se
relacionan a través del inglés. De ahí, destaco de la entrevista la diferencia
que establece esta profesora entre contexto
de inmersión real y contexto de
inmersión no real. En un contexto
de inmersión lingüística real, los estudiantes aprenden dentro y fuera del aula
y, motivados por unas necesidades mayores, contribuyen a favorecer el proceso
de aprendizaje. Por el contrario, los alumnos que se encuentran en un contexto
de inmersión no real, puesto que no tienen tanta necesidad de aprender, solo se
instruirán en las clases y un poco fuera de ellas. Esto me lleva a establecer
la siguiente conclusión: estar en un contexto de inmersión lingüística
real depende, en gran medida, de las expectativas de los alumnos, sus motivaciones,
compromiso, objetivos, ganas de aprender o no, entre otros factores, lo que
significa que no solo por permanecer en el lugar en el que se habla la lengua
meta como primera, el aprendizaje es mayor.
Otra cuestión importante tratada durante
la entrevista está relacionada con los materiales y recursos empleados en el
aula, así como con el papel que debe desempeñar el profesor para cubrir las
necesidades y particularidades de cada uno de los discentes. A diferencia del
contexto de no inmersión, en el que resulta más complejo tener acceso a este
tipo de recursos, a veces hasta imposible, propone como actividad interesante las
salidas al mercado, museo, cine, restaurante, asistir a un concierto, y otras
similares, con el propósito de acercar a los estudiantes a la vida cotidiana
para que practiquen lo aprendido en el aula, y así convertir el aprendizaje del
aula en una experiencia viva y real. Sin embargo, los materiales con los que
cuenta la docente de ELE en un contexto de no inmersión, al parecer, también
cubren las necesidades de aprendizaje. En ese sentido, es importante destacar la
importancia de las tecnologías y su repercusión positiva para el aprendizaje de
una lengua, debido a la gran cantidad de recursos que ofrece. Hay estudiantes que, inmersos en este tipo de contexto, dado su
esfuerzo y dedicación, aprenden una lengua: practican el idioma con nativos a través de las tecnologías (tándem), ven películas,
leen libros en dicha lengua, etc. Por tanto, en este caso, se podría emplear el
término “semi inversión”, entendido como el contexto en el que las tecnologías
juegan un papel importante y contribuyen, incluso, a que la línea establecida entre
el contexto de inmersión y no inmersión lingüística no sea tan clara, hasta el punto
de que no haga falta trasladarse al país donde la lengua oficial es la que se
pretende aprender para poder estar en contacto continuo con el idioma. De ahí,
que insista de nuevo en la idea de que factores como la motivación, el
interés, la actitud, el esfuerzo, etc., es lo que determina el éxito del
aprendizaje, independientemente del contexto. Por lo que respecta al contexto
de inmersión, a pesar de que la profesora confirma que los materiales de
los que se dispone en este tipo de contexto sí cubren de forma satisfactoria
las necesidades de aprendizaje, hace hincapié en el papel del profesor, que
debe completarlos y adaptarlos, en función de los alumnos a los que se dirigen.
Asimismo, ha de ser creativo y elaborar material propio como, por ejemplo,
tareas por proyectos que motiven al grupo y cubran sus expectativas. Los profesores que ejercen en un contexto de no inmersión también deberán reflexionar sobre esta idea.
Todos somos conscientes de que el contexto en el que ejercemos
la docencia, junto con las características de los discentes, asociación indisoluble,
marcan el eje vertebrador del que debemos partir para planificar nuestras
clases y nos dan las claves para establecer determinadas estrategias en
el aula, con el fin de guiar eficazmente el proceso de aprendizaje de cada uno
de los estudiantes. El enfoque de nuestra acción pedagógica,
anticipado y programado previamente, vendrá acompañado del seguimiento diario del proceso
de aprendizaje de nuestros alumnos, con el objetivo de atender de forma
satisfactoria todos aquellos problemas que puedan ir surgiendo durante el
proceso y solventarlos en el momento, así como las necesidades, intereses o posibles
imprevistos que se manifiesten en el grupo.
Como se puede observar a lo largo de esta reflexión,
ambos contextos, contexto de inmersión y contexto de no inmersión, diferenciados
por la exposición de la lengua meta, presentan oportunidades de aprendizaje muy
ricas y variadas, siempre en sintonía con las necesidades y objetivos del nuestro
alumnado. Por ello, son los discentes los que, antes de enfrentarse al estudio de
una lengua, pueden reflexionar y decidir qué proceso de aprendizaje se adapta
mejor a sus circunstancias personales para alcanzar sus objetivos. No obstante,
infiero que ambas mujeres entrevistadas coinciden en que una lengua se
aprende mejor en un contexto de inmersión lingüística, en concreto, en un
contexto real de inmersión lingüística, como afirma la docente que, actualmente
vive en Suecia, pero impartía clases de ELE en Barcelona. Ha trabajado con
ambos perfiles y, a pesar de que no le gusta generalizar, reconoce que hay
diferencias en el proceso de aprendizaje de los alumnos, en función del
contexto en el que se enfrentan al estudio de una nueva lengua. No obstante,
también incide en la idea de que el proceso de enseñanza aprendizaje es más
provechoso si se dirige desde un
"aula", ya sea en un contexto de formación reglada o no reglada, con
el propósito de promover el aprendizaje correcto de la lengua y de evitar la
fosilización de errores. Para mí, este sería el aprendizaje más completo, a partir
del cual un discente conseguiría alcanzar un nivel de competencia comunicativa considerable
en la lengua objeto de estudio, con el objetivo de desenvolverse en cualquier
situación comunicativa.
BIBLIOGRAFÍA
· Novillo Navarro, P. (2016). La enseñanza de español como segunda lengua y extranjera en contextos
de inmersión y no inmersión lingüística, en asignatura Procesos de
aprendizaje e Instrucción de Lenguas. Máster de Profesor de Español
como Lengua Extranjera. UNIBA.
· Novillo Navarro, P. (2016). Enseñanza de español en contextos de inmersión
lingüística [Archivo de audio], en asignatura Procesos de aprendizaje e Instrucción de
Lenguas. Máster de Profesor de Español como Lengua
Extranjera. UNIBA. Recuperado en
noviembre de 2016 en:
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