jueves, 1 de diciembre de 2016

Lenguas en peligro de extinción

     Esta reflexión surge de una actividad propuesta en la asignatura de Lengua Española en Contexto. Francisco Herrera, profesor de esta materia, nos propuso que adoptáramos una lengua en peligro de extinción, ya que el día 26 de septiembre, próximo a las fechas en las que se impartió la asignatura, se celebró el día europeo de las lenguas. Teníamos que buscar una lengua, no necesariamente europea, y anotar en el tablero el nombre, una pequeña descripción, la razón por la que la escogimos y dar un motivo por el que, en nuestra opinión, es necesario preservar y proteger la diversidad lingüística del mundo. En este último punto es en el que se centra mi reflexión. No obstante, antes de ello, para tener una idea de la situación alarmante actual, refiero las cifras ofrecidas por la UNESCO en 2007:
·   más del 50% de las 6.000 lenguas existentes en el mundo corren el riesgo de desaparecer;
·    3.000 lenguas indígenas que se hablan en el mundo se encuentran en peligro de extinción;
·        el 96% de las 6.000 lenguas practicadas en el mundo son habladas solo por el 4% de la población mundial;
·         el 90% de las lenguas del mundo no están representadas en Internet;
·         una lengua por término medio desaparece cada dos semanas; 
·         80% de las lenguas africanas, por ejemplo, carecen de transcripción escrita.
    Posteriormente, dado el éxito de la actividad inicial, el profesor creó un mapa colaborativo en Google Maps, en el que teníamos que incluir la lengua que habíamos seleccionado. Se podía editar y, dentro del indicador de vuestra lengua elegida, podíamos añadir una breve información como, por ejemplo, la descripción que escribimos en el foro y nuestro nombre.
     Yo “adopté” como lengua en extinción el nasa yuwe o paez, un idioma hablado por el pueblo nasa o paez, que habita en la zona andina de Colombia, especialmente, en el departamento del Cauca. Es una de las lenguas en peligro del Atlas de la Unesco. Según las estimaciones de la organización, hay unos 80.000 hablantes. Se produjo un descenso considerable del número de hablantes a partir del dominio de los estados castellano-hablantes, la desigualdad económica, la prohibición por parte de la corona española de las lenguas indígenas a finales del siglo XVIII y la imposición a las escuelas de seguir esta política en el siglo XX. Elegí esta lengua porque me llamó la atención una noticia que leí en El País, De casa en casa para salvar la lengua nasa yuwe (2015), sobre el propósito de un hombre llamado José Yukwe, que recorre desde hace unos cuatro años, junto a veinte personas, la zona norte del departamento del Cauca en Colombia, con el objetivo de salvar su lengua. Yukwe dice que el panorama es desalentador porque la gente rechaza la lengua y no quiere aprenderla, ya que no está integrada en el sistema educativo. Con este proyecto, han logrado algunos avances y han creado tres escuelas, con techos de paja, donde se enseña la lengua. Sin embargo, si el gobierno no da muestras de apoyo y no incluye la lengua en el sistema educativo ni potencia su empleo, todos estos esfuerzos serán en vano.
  
Fuente de la fotografía: http://www.lagranepoca.com
     Las cifras expuestas anteriormente dan cuenta de la preocupante situación que viven las lenguas. Por este motivo, como señalé en el desarrollo de esta actividad, preservar y proteger la diversidad lingüística del mundo es imprescindible porque las lenguas son una riqueza cultural. Como hemos estudiado a lo largo del máster, aprender un idioma no solo implica entrar en contacto con un nuevo código lingüístico, sino también con un modo diferente de ver y de entender el mundo; es decir, la lengua es un instrumento de comunicación y de conocimiento. Las culturas encuentran en la lengua su principal vehículo de expresión; por tanto, cuando una lengua desaparece, puede suceder lo mismo con la cultura, debido a que la desaparición de una lengua conlleva una pérdida irrecuperable de conocimientos. No obstante, el camino hacia la muerte de una lengua comienza antes de la desaparición de un pueblo y, en muchos casos, es responsabilidad del mismo, ya sea por cuestiones históricas o políticas. En el caso del paez, por ejemplo, sus hablantes se sienten inhibidos porque es una lengua que ni siquiera se defiende desde la élite gubernamental.
     Al respecto de este tema, me he acordado de mi experiencia en Valencia. Estudié allí Filología Hispánica y, a partir de mi formación, entendí que los docentes hicieran hincapié en la necesidad de proteger todas las lenguas. Con la finalidad de que no se extingan y se mantengan vivas, es necesario fomentar su uso, lo que implica que todos los individuos que habitan la zona en la que se habla una lengua deben conocerla pero, sobre todo, utilizarla. Para ello, es imprescindible contar con el apoyo del Estado. Sin embargo, en aquel momento, el hecho de que el catalán (algunos dirían valenciano, pero esto es una cuestión política) fuera una lengua cooficial en la comunidad lo viví como un obstáculo. Acababa de llegar de Soria y, teniendo en cuenta que tampoco conocía la ciudad, no encajé bien que la gente que trabajaba en el ámbito administrativo, a pesar de que eran conscientes de mis limitaciones, siguiera hablándome en catalán. Además, tenía como asignatura troncal Lengua Catalana en segundo curso, en la que se daba por hecho que todos los alumnos teníamos adquirido el idioma. Al igual que para otros compañeros que venían de fuera, no fue tarea fácil aprobar esta materia. En concreto, yo la dejé para el último año; durante ese curso académico asistí a una academia todos los sábados por la mañana, a sesiones de cinco horas intensivas. Entiendo y comparto la defensa de las lenguas y, aunque soy consciente de que solo se pueden mantener si se utilizan, para lo que es esencial imponer su uso como obligatorio, quizás este tipo de situaciones se podrían tratar de otra manera para no perjudicar a los forasteros y, de este modo, facilitar su integración en la comunidad. Para estos casos, se podrían fijar unas pautas distintas, así como establecer diferentes niveles de aprendizaje, con el propósito de atender a circunstancias específicas como las que yo experimenté. De hecho, una de las razones por las que no me quedé en Valencia, entre otras, fue porque, para opositar, necesitaba un título que acreditara mi competencia lingüística en el idioma. Entonces, estaba tan saturada, que no me planteaba seguir estudiando la lengua. Pero, después de unos años, en los que el paso del tiempo, unidos a la madurez y ampliación de mis conocimientos, me conducen a adoptar la defensa a ultranza del estudio de las lenguas: cuantos más idiomas conozcamos, poseeremos más capacidades cognitivas, manejaremos más ricas y variables perspectivas de vida, disfrutaremos de más puntos de vista y de mayor flexibilidad y agilidad mental pero, sobre todo, desarrollaremos nuestra capacidad de respeto y tolerancia hacia lo diferente, rasgo esencial para la convivencia entre iguales.
    El concepto diversidad lingüística está vinculado con la existencia y convivencia de distintas lenguas; defiende el respeto por todos los idiomas y promueve la preservación de aquellos que se encuentran en riesgo de extinción ante la falta de hablantes. Las lenguas constituyen una riqueza invaluable, ya que cada una de ellas comprende la memoria histórica del pueblo que la habla y es parte esencial de su cultura e identidad. Por este motivo, entre otros, la diversidad lingüística merece ser respetada y defendida junto a los derechos humanos.

Bibliografía
·  Idioma paez, (s.f.). En Wikipedia. Recuperado en septiembre de 2016 de: https://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_paez
·      Luz Romero, D. (15 de septiembre de 2015). De casa en casa para salvar la lengua nasa yuwe. Cultura. Recuperado en septiembre de 2016 de: http://cultura.elpais.com/
·   UNESCO (2016): Atlas UNESCO de las lenguas del mundo en peligro. Recuperado en noviembre de 2016 de: http://www.unesco.org/languages-atlas/es/statistics.html

JUSTIFICACIÓN DE UNA MUESTRA ANTERIOR

     Para esta tercera entrega del Portafolio, voy a retomar una de las reflexiones que realicé en la edición anterior. En concreto, me refiero a la que se titula Corrección, gestión del aula, planificación y profesorado, reflexión que escribí a partir de la asignatura Metodología de ELE: destrezas, actividades y técnicas, impartida por la profesora Paula Novillo Navarro. Los conocimientos adquiridos en esta asignatura, sobre todo, aquellos que detallé en la muestra como aspectos que debía mejorar en  mi profesión, hoy siguen siendo de utilidad para mi formación como discente, pero también como docente de Lengua Castellana y Literatura, así como en mi contacto con la enseñanza de español para extranjeros, tal y como anoté en la muestra del Prácticum. Esos aspectos eran los siguientes:
1.    Corregir lo justo de la producción escrita y oral, en el momento adecuado y de la forma apropiada, quizás una de las tareas más difíciles para el profesor.
2.    Relacionado con la gestión del aula, destaqué la distribución del aula, la posición que adopto en la pizarra y la manera como comienzo la clase.
3.    En cuanto a la planificación, resalté la importancia de programar las clases según la perspectiva de los alumnos, en función de sus necesidades e intereses, y la inclusión del banco de actividades como herramienta fundamental para cada todas las clases.
4.    Y, por último, una breve reflexión sobre los profesores que marcan positiva o negativamente a los discentes, en función de su grado de esfuerzo, implicación y dedicación en su profesión.

  Independientemente de la especialidad que se imparta, es imprescindible, como profesora, incluir en la programación la metodología didáctica, las estrategias y técnicas necesarias para desarrollar los principios pedagógicos y didácticos concretados, así como el tipo de actividades que se van a realizar. Por este motivo, las cuestiones que traté en su momento siguen estando muy presentes en mi día a día. De ahí, la inclusión de esta reflexión en la tercera entrega del Portafolio.